viernes, 18 de octubre de 2013

Vendimia 2013




Para ti Daría, porque tu vida es fuente de inspiración infinita y por ti Elena, por hacerme verlo de nuevo.

Por fin me reencuentro contigo, con mi tempranillo.
LLevo meses “viéndome” con la comercialización, tratando de luchar conmigo misma, contra mi interior...he probado de todo...pero no hay como volver a ti para reencontrar el camino. El “camino”, ese que tanto he anhelado, ese que durante 185 km me hicieron pensar, estar conmigo misma, y verme, y ver a los míos. Darme cuenta de las cosas importantes, apreciar hasta el más mínimo detalle, y saber, que después de la tormenta viene la calma. 
Y nunca mejor dicho, pues en estos días de vendimia, no hago más que mirar el tiempo, y maldecir a los llamados “hombres del tiempo”, sé que si pregunto al pastor de mi pueblo, acertará mil veces más..Los hombres y mujeres más sabios del planeta.
Hace poco Elena, la tía con más talento y sensibilidad que he conocido (www.elenasevilla.es) me hizo volver a leer mis palabras, y no me reconocía, cada palabra y foto que veía me hacían admirar esa pasión, y si esas palabras las hubiera escrito otra persona, diría: se nota que tiene una fuerza increíble, que tiene un amor hacia su trabajo que es envidiable, y sinceramente, sentí gran melancolía.
Caminar por el viñedo, y recoger el fruto que tanto nos cuesta velar, porque somos como padres, sólo podemos guiar o educar, porque la personalidad que cada suelo transmite está ahí, me ha hecho  reconciliarme conmigo y con la viña.
Estos meses, sólo he pensado en botellas, desconectada del campo, tratando con los que verdaderamente al final hacen llegar el esfuerzo al que lo toma, y como dice Steiner, “me emancipé”...y eso para una ecologista convencida y una biodinámica en constante aprendizaje es lo peor que me puede pasar. 
Y así ha sido, he pasado meses en modo “automático”, levantándome y pensando, “cuánto me gustaría coger la mochila y ponerme a andar....y andar, y ver...y relajarme...y volver a saber dónde estoy”...
Ese sueño..o mal sueño...lo cumplí...y fue lo más maravilloso que he hecho en mi vida...al menos lo más útil para el alma.
Hoy me encuentro, disfrutando como hace mucho tiempo no lo hacía de este momento único que es la vendimia. Único, porque después de todo el trabajo haciendo deshojados, no añadiendo pesticidas, nada de herbicidas, todo,  absolutamente TODO, depende de estos últimos días del ciclo de la viña, porque como  en un examen final, estudiar el último día, o añadir pesticidas en el último momento, nunca funcionó y nunca funcionará. Y soy más consciente en estos días, porque las últimas lluvias, junto con estas temperaturas tan suaves, hace que la naturaleza nos muestre en una clase magistral, de lo que es capaz cuando te crees más listo que ella. Es increíble ver los majuelos con uva en el suelo, porque la tan temida botritis llegó “avisando” y los mal llamados viticultores, fueron durante el resto del año esclavos de la industria fitosanitaria, pensando que sólo era eso lo que tenían que hacer, y  ahora se ven obligados a tirarla al suelo, porque está podrida.
Ahora estamos  cogiendo uva en  Valdelroble, que está a casi 930 m de altitud. Ver casi amanecer allí....es mágico, pero lo es más ver todos esos racimos sanos, esperando a la cuadrilla,  que los separará de la que ha sido su “tutora” estos meses,  y sintiéndome orgullosa del trabajo realizado. Sé que su bondad, se traducirá en magníficos vinos, pues la naturaleza sabe recompensar a aquellos que intentamos comprenderla.

Lo triste es saber, que muchos no podrán vendimiar...yo sólo espero que escuchen, que aprendan, y que vuelvan a conectar con el campo, que para eso se dedican a lo más importante en esta vida:  la AGRICULTURA.